Com hidratar-nos de forma completa a l'estiu
Hidratarnos en verano
Hidratarnos no significa beber grandes cantidades de agua. El agua es un nutriente esencial, pero no solo está presente en el líquido transparente que bebemos de forma habitual. Es determinante saber cuáles son nuestras necesidades reales.
Todo lo que comemos tiene agua, en mayor o menor proporción. El agua es el origen de la vida y debemos hacer un uso adecuado de ella sabiendo cuanta agua contienen los alimentos del día a día y cuanta usamos en cocina.
En el paneta y en el cuerpo humano tres cuartas partes son agua y una cuarta parte está representada por la tierra firme y sólida y en nosotros la materia sólida, la carne y las grasas.
En el siglo pasado existió un afán por descomponer la construcción orgánica del ser humano de manera analítica para estudiarlo y determinar sus supuestas necesidades de líquidos, proteínas etc. Entonces se dieron cuenta que el cuerpo humano tenía un alto contenido en agua, y este estudio le sucedió una auténtica obsesión por hidratarlo, y como consecuencia se empezó a beber desmesuradamente. Las personas siempre llevan una botella de agua con ellas y nos obligamos a beber sin tener sed. Desde este punto de vista analítico y fragmentado no se cuestiona la relación del tipo de alimentación y consumo de sal.
Por otro lado, las recomendaciones oficiales tampoco mencionan ni especifican nada acerca de la calidad del agua que utilizamos para beber y cocinar.
Las dietas que incluyen a diario carne, huevos, embutidos, horneados como la bollería y la pizza o alimentos salados requieren más aporte de líquidos.
Desde el punto de vista de la macrobiótica-vegana, una alimentación basada en cereales integrales, legumbres, verduras, sopas y caldos, frutas de emporada, fermentos, infusiones y tés y sin abusar de los alimentos salados, no necesitamos beber una gran cantidad de agua ya que nuestro aporte de líquidos lo proveen los alimentos que tomamos. Si además el agua con la que cocinamos los alimentos es de calidad, permitimos un mejor funcionamiento del metabolismo y protegemos los riñones.
Hay muchos alimentos que ya contienen agua en si mismo.
Por ejemplo:
El arroz integral cocido contiene un 70% de agua.
Las lentejas escurridas sin caldo contienen un 95% de líquido.
Las verduras cocidas más jugosas hasta pueden llegar al 100% y el resto el 95%.
En realidad, para hidratarnos bien necesitamos minerales y líquidos con nutrientes infiltrados. Por ejemplo, sopas y caldos con algas y verduras, gelatinas elaboradas con algas y frutas de temporada.
Cuando llega el verano es esencial hidratarnos y mantener el fuego digestivo activo. Un consumo de agua elevado especialmente agua fría o con gas, no garantiza una buena hidratación ni una posterior salud digestiva.
El fuego predigiere los alimentos, es decir, ayuda a nuestro aparato digestivo a procesar lo que comemos y así facilitar la absorción de nutrientes. Por eso dependiendo de como sea nuestra condición, no sólo podemos comer alimentos cocinados en verano, sino que debemos dar preferencia a lo cocinado sobre lo crudo.
¿Cómo adaptamos la cocina para comer en verano y nutrirnos e hidratarnos de forma equilibrada?
1. Reducir la proporción de cereales en grano y optar por cereales más ligeros como la polenta o el bulgur.
2. Duplica el consumo de vegetales.
3. Aumenta la proporción de frutas.
4. Reduce los tiempos de cocción y prioriza el cocinado al vapor o el escaldado.
5. Incluye alimentos crudos
6. Toma más algas como agar agar y nori para remineralizar. Existe la idea generalizada de que en verano hay que comer alimentos crudos en cantidad porque aprieta el calor. Sin embargo, lo correcto sería decir que no hay que tomar los alimentos calientes como en el invierno, ya que no es lo mismo cocinar que tomar caliente. También hay que tener en cuenta que el consumo de alcohol y el agua con gas nos deshidratan. Cómo tener una hidratación óptima en verano:
1. Gazpachos de verduras previamente cocinados con un poco de algas
2. Gelatinas con agar agar y fruta de temporada como la sandía, el melón o el pepino.
3. Toma regularmente té kukicha con un poco de umeboshi para mantener la alcalinidad.
4. Toma semillas en las ensaladas y en el porridge de la mañana para aportar minerales. Recuerda que hidratarnos tiene que ver con el consumo de minerales y vitaminas.
5. Toma tés fríos con unas gotas de limón y un poco de edulcorante natural, kombuchas o maltas de cebada que a parte de hidratarnos nos ayudan a eliminar el calor del cuerpo.
Y sobre todo no confundir la idea de tomar algo frío por placer que generalmente no elimina la sed e hidratarnos con una preparación fresca pero no fría.
3 recetas refrescantes e hidratantes
Gazpacho de pepinos
Ingredients:
5 pepinos
4 cebollas
1 cucharada de miso blanco
1 yogur de soja pequeño
1 trozo de alga kombu
Un poco de sirope de arroz
zumo de 2 limas
Un manojo de eneldo
Oli d' oliva
Sal
Preparació:
1. Corta las cebollas en medias lunas
2. Saltea en un poco de aceite con una pizca de sal, y el trozo de alga hasta que queden transparentes.
3. Pela los pepinos e incorpora 5 minutos al salteado.
4. Deja enfriar.
5. Extrae el alga kombu.
6. Tritura con el zumo de limón, el sirope de arroz y el miso blanco.
7. Añade el yogur de soja
8. Sirve con eneldo.
Batido de melocotones
Hidrata y nutre
Ingredients:
3 melocotones
Un puñado de pasas
Un puñado de almendras
1 poco de sirope de arroz
2 vasos de bebida de avena
Un poco de canela en polvo
2 cucharadas de amazake de arro
z Una pizca de sal
Preparació:
1. Pela los melocotones
2. Córtalos en lonchas
3. Tritúralo en un procesado de alimentos
4. Bate y sirve con canela en polvo
Gelatina de sandía
Hidratante, diurética refrescante y remineralizadora
Ingredients:
Un trozo de sandía grande sin la piel
1 cucharada sopera de agar agar
Una pizca de sal
Unas gotas de zumo de limón
Hojas de menta
Preparació:
1. Tritura la mitad de la sandía hasta conseguir un litro de líquido.
2. Disuelve el agar agar en un poco de agua fría y lleva al fuego removiendo constantemente.
3. Incorpora el zumo de sandía y cocinar 1 minuto
4. Dejar enfriar
5. Corta la sandía restante en cubos de 1cm y rocía con el zumo de limón
6. Dispone en una bandeja de cristal junto con las hojas de menta.
7. Añade el zumo de sandía y deja enfriar.
8. Cortar la sandía restante en cubos de 1 centímetro y rociar con el zumo de limón.
Artículo escrito por Patricia Restrepo, directora del IME y consultora macrobiótica.